domingo, 13 de abril de 2014

Valentino conoce a los Príncipes de Asturias

Entrada 44
Fotografía de La Fuente de Neptuno de Madrid, realizada por Aquiles Torres

Después de una pausada caminata, Valentino llegó hasta la plaza Cánovas del Castillo, en cuya rotonda se yergue el conjunto escultórico conocido como la Fuente de Neptuno, formado por dos caballos marinos que tiran de un carro en forma de concha, encima del cual, majestuoso, va montado

Flanqueando la plaza, en ambos lados del Paseo del Prado, se encuentran los dos hoteles con más solera de Madrid: el Ritz y el Palace; y dos museos extraordinarios: El Prado; y el Thyssen Bornemisza, que ocupa el Palacio de Villahermosa. Cuando Valentino estuvo en la acera del hotel Palace, se detuvo y miró una vez más, con deleite, esa zona de Madrid que a él le parecía una de las más bellas de la capital de España. Luego entró al VIP’s que hay junto al Starbucks y ojeó la prensa durante veinte minutos.

Sólo cuando terminó de leer los titulares y las entradillas
de las noticias más importantes que publicaba la prensa del día, retomó su camino hacia el ático de Violante. Al entrar al recibidor eran casi las nueve y media de la noche y ya todos los demás invitados habían llegado. Violante lo recibió con un sensual mordisco en los labios, de la misma forma afectuosa que lo hacía siempre. Haciéndole mimos lo acompañó hasta el gran salón. Apenas lo vieron entrar, varios de sus colegas de prensa y comunicación se acercaron a saludarlo. La pregunta común fue: “¿Dónde te has metido este último tiempo?”. Después Violante le tomó su mano y lo guió hasta donde estaban los Príncipes de Asturias para hacer las correspondientes presentaciones.

Valentino se dirigió a ellos como “señor” y “señora”, pero de inmediato Felipe le sugirió: “Estamos en casa de nuestra amiga Violante; sabemos que tú eres un amigo muy especial de ella, preferiríamos que nos llamáramos por nuestros nombres ¿Te parece bien?”. Valentino asintió. A continuación Felipe fue solicitado y engullido por un grupo formado por periodistas de los tres medios escritos más influyentes del país. Cuando quedaron solos Letizia, Violante y Valentino, la princesa de Asturias le confidenció al periodista:
- En algunas oportunidades te he leído. Tus reportajes en zonas de conflictos me parecen muy interesantes. Encontré especialmente esclarecedor lo que publicaste el año pasado sobre Siria. Entiendo que fue muy peligroso ¿Verdad?.
- Bastante. Y además, creo que es la vez que más cerca he estado de la muerte.
- Durante días nadie supo de ti; en España, incluso, se especuló acerca de tu posible muerte.
- Yo también creí que había llegado mi hora.
- Creo recordar que fue en la ciudad de Homs.
- Sí, fue en Homs; queda a unos 140 kilómetros de Damasco. Fue un verdadero infierno.
- Recuerdo que murieron varios periodistas.
- Fue un día especialmente trágico para los que nos dedicamos a esta profesión. En esa misma jornada cayeron la reportera norteamericana Marie Colvin del Sunday Times; el francés Remy Ochlick, fotógrafo de guerra de la revista Paris Match; y Rami al Sayeed, uno de los miembros más activos de la resistencia Siria.
- ¿Fue en un enfrentamiento entre dos grupos rivales?
- Sí. Fue todo muy rápido y sorpresivo. Estaba en una calle del barrio de Bab Amro haciendo fotografías, guareciéndome a duras penas de un fuego cruzado cuando, repentinamente, sentí un gran estruendo y, de inmediato, me cayeron encima trozos de metralla ardiendo en mis brazos y en mi cabeza. Perdí las fuerzas y tuve que soltar la mochila con mis cosas, entre ellas mis cámaras fotográficas y mi computador. Tuve suerte de perder totalmente la conciencia y que me creyeran muerto porque cuando los soldados del ejército de Bashar al Assad comenzaron a rematar a todos los heridos que se movían o quejaban, disparándoles o degollándolos, a mi no me lo hicieron porque pensaron que ya la vida se me había ido.
- ¿Y cómo pudiste salir de allí?
- Después de un par de horas unos vecinos se dieron cuenta que me movía y jugándose su propia vida me llevaron a su casa. En esa humilde vivienda me curaron y cuidaron. Después de varios días, cuando volví en sí del todo y me pude poner en pie, decidí irme caminando hasta Beirut.
- ¿Caminando?
- Sí, caminando. Lenta y sigilosamente. Tuve mucha suerte porque el segundo día, muy de mañana, me topé con un convoy de la Media Luna Roja Siria y de la Cruz Roja. Ellos me llevaron al aeropuerto de Beirut. Y desde allí pude contactar con España e informar de mi situación.
- Sí, de eso me acuerdo. La noticia salió en casi todos los medios. También recuerdo que contaste que habías logrado salvar un USB con fotografías terriblemente fuertes.
- Sí, eran más de mil fotografías almacenadas en un lápiz de memoria que me habían entregado algunos miembros de la resistencia y que, afortunadamente, había guardado en uno de mis bolsillos interiores; todo lo demás me lo robaron.
- ¿Sabes, Valentino? Admiro a mis colegas que trabajan cubriendo conflictos. Si no fuera por personas como tú no nos enteraríamos de los tormentos de la guerra. El año pasado, sólo en Oriente Próximo perdieron la vida 70 periodistas. De esos setenta, veintinueve de ellos cayeron en Siria.

Violante interrumpió la conversación y los invitó a que se acercaran a la mesa llena de viandas frías y bebidas de varios tipos.

Ante la insistencia de algunos colegas por saber en qué estaba trabajando, Valentino les contó con detalle su proyecto y les explicó que recién estaba comenzando con trabajo de campo. También se habló de la situación política internacional, especialmente de la crisis económica por la que estaba atravesando España. Los temas más debatidos
fueron el fallido proceso de externalización de la sanidad pública de la Comunidad de Madrid después de la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, y la elecciones de diputados para el Parlamento Europeo.

Antes de retirarse, probablemente porque le llamaran la atención por lo infrecuente del proyecto, a solas, Letizia le preguntó por qué llamaba “imaginarias” a sus entrevistas. Valentino se lo explicó, detalle que despertó aún más la curiosidad de la Princesa.

- Hay que poseer un alto nivel creativo para poder hacer un trabajo como el que estás haciendo, pero indudablemente es un excelente recurso el viajar a los lugares donde han vivido tus entrevistados para conocer y hasta acariciar los objetos que les pertenecieron e imaginarlos mejor.
- Por lo menos en esta primera entrevista me ha dado el resultado que esperaba.
- ¿Cuántas entrevistas imaginarias harás?
- Una decena.
- ¿Cuándo comenzarán a publicarse?
- Creo que dentro de tres semanas. Mi propósito es tener por lo menos terminadas tres “entrevistas imaginarias” antes de entregar a la revista la de Neruda, que es la primera. Será, probablemente, cuando haya terminado la de Frida Kahlo.
- ¿Y cuándo inicias la segunda?
- La comenzaré pronto, porque esta semana viajo a Egipto.
- ¿Quién será el entrevistado?
- El faraón Akenatón.
- ¿Akenatón? ¿El llamado “faraón herético”?
- Sí, el rey egipcio Akenatón.
- Es un personaje que a mí también siempre me ha llamado mucho la atención. Por su visión y por su fuerza. Fue capaz de cambiar la concepción religiosa del Egipto de hace más de tres mil trescientos años, desafiando y venciendo a la casta sacerdotal y a una cultura politeísta arraigada.
- También yo lo admiro por esa y otras razones. Fue un hombre muy valiente por atreverse a luchar contra la mafia que entonces era la clase sacerdotal egipcia.
- He leído mucho sobre él. En medio de una oscuridad de siglos, Akenatón consiguió romper una tela de araña de dioses y dejar que Atón, el dios sol, entrará por todos los resquicios de la vida de su sufrido pueblo.
- Aunque yo no creo en Dios, también lo admiro porque fue uno de los primeros hombres que propuso y defendió el monoteísmo, la idea de un solo Dios, aunque este Dios era nuestro sol, que ahora sabemos que es una estrella más de los billones de billones de estrellas que existen en el universo.
- Supongo que también mencionarás a Nefertiti quien, además de ser la Gran Esposa Real de Akenatón, era su prima hermana. Y, al parecer, Nefertiti habría sido la madre del también famoso faraón Tutankamón.
- ¡Mmmm! Veo que sabes bastante de la historia de Egipto.
- Es un tema que siempre me ha apasionado. Pero ¿sabes? lo que no me creo es que sólo visitando el lugar del personaje objeto de tu entrevista puedas descifrar interrogantes y claves que a veces ni siquiera los especialistas que dedican una vida entera a ello consiguen hacerlo ¿Hay truco?
- Sí, hay truco, pero los magos no suelen explicar sus artes. – respondió pensando en Muchosnombres. Y agregó: - Sólo te puedo confesar que tengo una especie de socio que colabora conmigo. Y la verdad, aunque te lo explicara no me lo creerías. Es algo tan asombroso lo que me sucede que yo aún no me lo termino de creer.

En ese momento Felipe se acercó a Letizia para sugerirle retirarse porque al otro día tenían que salir temprano en un viaje oficial a un país de América del Sur. Letizia asintió un poco a regañadientes porque la plática con Valentino había llegado a un punto en el que le había picado la curiosidad respecto al secreto de Valentino, tanto, que la próxima pregunta que pensaba hacerle sería cuál era el truco.