lunes, 31 de agosto de 2020

Un fin de semana en Barcelona.

 


Fotografía realizada por Aquiles Torres


Entrada 59

 

 

Cuando Violante terminó de darse su baño, envuelta en su bata, se dirigió a juntarse con Valentino. Nuevamente lo encontró dormitando, mientras la tele continuaba informando sobre sucesos terribles en todos los rincones del mundo. No lo despertó. En silencio fue a la cocina a preparar una cena ligera. Cortó dos lechugas romanas, las lavó y las puso a escurrir. Cogió un gran bol de cristal y agregó aceite de oliva extra virgen, mucho limón, una pizca de sal, algo de miel, aceitunas gordal sevillanas sin hueso, daditos de queso de cabra y anchoas Sanfilippo. Cuando estuvieron todos los componentes en el cuenco los removió varias veces con una cuchara de madera. Sólo entonces agregó las dos lechugas troceadas y volvió a revolver. Probó la ensalada y agregó sólo un poco más de sal y unas cuantas pasas Corinto.

 
Luego extendió el mantel y puso las servilletas, la vajilla y los cubiertos. Sacó la botella de vino que ya estaba abierta, más dos copas limpias. Y agregó una fuente con melocotones maduros y uvas blancas. Apagó la luz y encendió dos pequeños candelabros que le daban un tono mágico al habitáculo. Sólo cuando estuvo todo a punto despertó a Valentino.

- ¿Has preparado la cena? – preguntó Valentino.

- Sí – contestó sonriendo Violante.
- Perdona, aún estoy un poco aturdido por mi siesta ¿Celebramos algo?
- Celebramos  por lo que tú me dijiste antes de irme a tomar el baño. ¿Recuerdas?: “porque nos amamos”. ¿Sabes que cuando estoy contigo no necesito a nadie más junto a mí? Eres como mi universo.

- A mí me sucede lo mismo, cariño. El amor es como un milagro. ¡Y es un bien tan escaso!
- Así es. Mira tú que hay seres humanos en la tierra y que justo fuéramos a coincidir tú y yo en el tiempo y en el espacio y, además, que llegáramos a sentir amor el uno por el otro.

- Tienes razón; es increíble.

- Pareciera que el amor correspondido está en todas partes y, por desgracia, no es así.

- El amor genuino, el de verdad, es un bien muy escaso.

Primero brindaron, y luego se sirvieron la magnífica ensalada.


- ¡Mmm! ¡Está deliciosa! ¿Cómo se llama?
- No tiene nombre, la acabo de inventar.
- Entonces se llamará “Ensalada Violante”. ¿Te parece bien?
- Me gusta la idea. La próxima deberás inventarla tú.
- Acepto el desafío; te sorprenderé. La mezcla que has hecho genera un sabor delicioso. Me gusta el fondo de miel con anchoas y el queso de cabra.
- ¡Salud, amor!

- Salud, Violante.

 

Mientras cenaban hablaron de sus cosas. Violante le contó que debía ir a Barcelona a una reunión por temas de su galería de arte y de su fundación.


- ¿Tienes algo que hacer el viernes? – le preguntó a Valentino. Y, a continuación, le pidió que pasaran el fin de semana juntos en Barcelona.
- Me gusta la idea, pero quería cerrar la entrevista a Gutenberg. Me comprometí a ir a la redacción de la revista la próxima semana. Además de entregar la entrevista debo elegir las fotografías que ellos han preseleccionado. Pero es una buena idea que te acompañe. Me llevaré el computador y trabajaré en el hotel mientras estés reunida.
- Gracias por aceptar la invitación. Después de las reuniones han organizado una cena. ¿Quieres asistir?
- No. Prefiero que nos quedemos el fin de semana y aprovechemos a hacer un poco de turismo. Incluso el sábado nos podemos dar el lujo de levantarnos sin apremio.

- Vale. Haré las reservas de los vuelos y de la habitación en el mismo hotel de las reuniones.

El viernes tomaron el avión del puente aéreo

de las ocho de la mañana y a las diez ya estaban registrándose en un hotel de Paseo de Gracia. Valentino se quedó trabajando la entrevista en la habitación y Violante subió a la planta de la reunión.

A las siete de la tarde Violante regresó a ducharse y a cambiarse ropa para asistir a la cena. Valentino pidió al servicio de habitaciones unos bocadillos, cerveza y café. Cuando la muchacha regresó encontró al periodista mirando una documental sobre la Segunda Guerra Mundial.
- ¿Has avanzado en tu trabajo? – le preguntó. 
- Mucho. La entrevista ya está casi terminada. Hace media hora me han llamado de la editorial para que confirmara la cita y aprovechamos a conversar sobre algunos detalles del contenido y les han gustado. ¿Y qué tal te ha ido a ti?
- También me ha ido bien. Ahora han entrado los franceses en el proyecto. ¿Sabes? en la reunión también participaron los propietarios de una galería arte de Barcelona y al finalizar me pidieron una reunión privada. Su objetivo es que me asocie con ellos. Aunque los oí sin ningún compromiso por mi parte, la próxima semana me mandarán un dossier completo a Madrid. También me presentaron la nueva página Web que han diseñado y me ha encantado. Hablaré con mi oficina para que investiguen la sociedad. Si la empresa es solvente estudiaré la posibilidad de hacer una pequeña inversión en este proyecto. Por lo menos lo que he visto me ha gustado, sobre todo porque trabajan con talentos emergentes del Tercer Mundo.

- ¿Los conocías?
- Algunas referencias tenía de ellos. Pero ya te dije que sólo hoy me hablaron de su interés para que me una a ellos.

- ¡No paras, Violante!. ¿Es que no es bastante con todo el trabajo que tienes ahora?

- Amor, por favor, dejemos el trabajo a un lado y aprovechemos estos dos días sólo para nosotros. ¿Vale?
- Vale, vale. ¿Bajamos a caminar un rato?

- No, afuera amenaza tormenta, prefiero que veamos una película de amor.

- ¡Qué buena idea! Me gustan las películas de amor.